Para gustos los colores.

“―¡Me gusta el azul! ―¡No! ¡El verde es más lindo!”

“―Me gusta Hannah Montana ―¡No! ¡Los Jonas son lo máximo!”

“―Prefiero los Beatles ―No, yo prefiero Pink Floyd”

“―Los rubios son muy guapos ―¡No! Los pelirrojos son los más lindos ―No, a mí me gustan con cabello negro y ojos claros. ¡Y musculosos! ¡Con un cuerpo bien formado!”

Comparaciones infantiles, tontas, culturales y sobre atracciones físicas se pueden ver ahí arriba. Cada uno es único, especial y diferente al resto, ¿no? Entonces eso quiere decir que tenemos gustos diferentes unos de los otros y eso no ha de significar que esté mal. Todo al contrario, cuando compartes opiniones contrarias comienza a formarse un debate, en el que –si estás haciéndolo correctamente sin ofender a nadie- puede resultar sumamente grato y agradable y puedes aprender muchísimas cosas de la idea contraria.

―¿Derecha o izquierda? ―Religión o no religión ―Facebook o twitter ―Blogger o Tumblr

Más preguntas que hacen sobresalir nuestras diferencias.

Sabemos bien todo esto ya, lo tenemos claro y entendemos que la respuesta puede ser cualquier cosa, porque en gustos no hay nada escrito; para gustos los colores. Entonces nos preguntamos si, “¿está bien nuestra opinión?” y tenemos miedo de expresar lo que pensamos… temor al rechazo, a que no entiendan tu punto de vista y tengas que explicarlo y defenderlo.

¿Estás a favor de la energía nuclear?

Te preguntan tu opinión al respecto, bien fundamentada. ¿Qué tengo que decir? ¿que está bien? ¿que está mal? No importa, no importa siempre y cuando tengas claro el porqué de tu respuesta. Si es lo que piensas está bien porque es tú opinión y eso nadie puede quitártelo.

Y tú… ¿Qué opinas? ¿Qué cosas te gustan y qué cosas no?